Biografía de Facundo
Redacción por el Equipo de la Fundación
Lectura de 20-minutos
En mil novecientos treinta y siete salí de mi madre pero entré en el vientre del mundo. En mil novecientos cincuenta y cuatro caí violentamente al desierto empujado por Jacques Prevert y otros poetas (Verlaine, por ejemplo, que era el dilecto de Borges, que es mi dilecto), y me encontré con Jesús, que me hizo nacer definitivamente a los diecisiete años y al costado del Atlántico (después, la lluvia borró mis huellas y ya no supe regresar a casa.)
Encuentro con Sara
Facundo Cabral nace el 22 de mayo de 1937 en la ciudad de La Plata. Sus padres: Sara Camiña de Cabral nacida el 14 de Septiembre de 1908, de oficio modista, y Rodolfo Cabral, recitador de glosas en las orquestas de tango, ambos oriundos de La Plata.
Sara cuenta en una entrevista en Tandil en 1984 que un sábado fue a pasar la tarde con sus hijos a casa de sus padres que vivían cerca, al regresar su casa estaba vacía, Rodolfo se había ido llevándose todo, su máquina de coser y hasta los juguetes de los chicos, solo les quedó la ropa que había en la soga, y una deuda de alquiler de varios meses. Sara se refugió en casa de un tío que era en ese momento director del penal de La Plata quien le regaló una nueva máquina de coser, así es que Sara pudo volver a la costura, hasta recuerda que cosía para Corsini.
Después, fue a vivir a casa de sus padres, pero la incomodaban con reproches, entonces decidió irse al sur, de trabajo en trabajo llegaron hasta Tierra del Fuego, ese deambular se alternaba con períodos en que regresaba a La Plata a casa de su abuela del corazón, en Berisso, Facundo se refería a ella con su frase de presentación “Soy el orgullo de mi abuela, que es la vergüenza de mi familia”. Facundo conservaba un recuerdo de su primera infancia: Sara con su máquina de coser en el patio para no hacer ruido, en invierno, y él, mirándola, detrás del vidrio de la puerta cancel y pensando cómo conseguir un trabajo.
Esa preocupación constante, por ayudar a su madre y a sus hermanos, lo lleva a un hecho que revela una iniciativa sorprendente para un niño de 9 años: pedirle un trabajo al presidente Perón, que concurriría el día del aniversario de la ciudad de La Plata a la catedral, zona que él conocía muy bien, ya que era territorio de juegos con los “Mañanita”, vecinos de la casa de sus abuelos.
Sara Camiña, 1915
Sara Camiña, 1926
Los padres de Sara, abuelos de Facundo
Encuentro con Evita y con Perón
Había un desfile, y Facundo esperaba por donde tenían que pasar, corría inquieto por esa calle cuando se detuvo el coche en el que iban Eva y Perón para trasladarse al auto de Mercante, el gobernador. Facundo logra pasar el cordón policial, y cuando lo iban a frenar Perón notando lo que sucedía le pregunta a Facundo: ¿Me querías decir algo?, -Sí, ¿hay trabajo?, y responde Eva: por fin alguien que pide trabajo y no limosna, siempre hay trabajo mi amor, siempre hay trabajo.
Así fue que le asignaron desde el Ministerio de Bienestar Social un trabajo a Sara, como portera, en una escuela en Tandil. Les daban un aula para vivir y un sueldo, hasta que se terminara de construir la pequeña vivienda dentro del predio de la escuela, Escuela Primaria N°7 de Tandil. Era 1946, y la familia inicia una etapa estable, donde los hermanos asisten a la escuela, y Facundo se escapaba para trabajar: repartidor en la despensa, lustrabotas, canillita.
Encuentro con Simón el Jesuita
En su adolescencia, se despertó el deseo de pedirle explicaciones a ese hombre que los había abandonado y decidió buscarlo. Cambio las tardes de radio con su madre y sus hermanos, Osvaldo y Néstor, para juntarse con otros adolescentes enojados como él, a beber alcohol. Un día lo enviaron a robar unas botellas justo enfrente a la comisaría, y allí mismo terminó.
Lo obligaron a asistir a una institución para menores donde conoció a Simón, un Jesuita quien para evitar que peleara con los otros, lo destinó a la biblioteca, allí en poco tiempo se interesó en los libros, y en el conocimiento, desde entonces se convirtió en un ávido lector.
Para sus 15 años, intentó dedicarse al futbol y al boxeo, pero no tenía aptitudes. Consiguió un trabajo en el correo como repartidor de telegramas, tarea que realizaba en su bicicleta, su compañera inseparable en aquellos años. Realizaba también trabajos en el campo: medir terrenos para una empresa electrificadora, alambrador, y también en las cosechas; empezó a recorrer la zona, Azul, Balcarce, Madariaga, Las Flores, Ayacucho…
Encuentro con Atahualpa Yupanqui
En el campo se enamoró de la música pampeana, y el gran descubrimiento lo hizo una noche en que el patrón al final de la cosecha de la papa en Balcarce, lo invita a él y a sus compañeros al club social a escuchar a Atahualpa Yupanqui, ese día supo cuál era su sueño “cantar y contar la vida”.
Encuentro con el vagabundo
A los 16 años tenía una guitarra y nunca más se separó de ella; tocaba en los fogones, al final del día, en las guitarreadas canciones de folklore tradicional, y en su casa Sara le pedía tangos y milongas. Una noche después de un trabajo entre Villa Gesell y Mar de Ajó, a los 17 años, caminando por la playa se encontró con un vagabundo con el que empezó a discutir, un poco en serio un poco en broma, y este vagabundo de casi setenta años terminó hablándole de Jesús, del Sermón del Monte, y le aclaró que su padre no era el esposo de su madre sino Dios, que como Rey del Universo nos hacía a todos príncipes y princesas, discurso parecido al de su abuela de Berisso que despertó un sentimiento místico y fraternal inusitado, que lo inspiró a componer esa misma noche su primer canción, que años más tarde llamaría “Vuele bajo”.
Los días de descanso pasaba horas dibujando con su hermano Osvaldo quien era muy talentoso en el arte del dibujo, Facundo gustaba del dibujo humorístico, y llega a conseguir que le publiquen semanalmente una tira de caricaturas suyas en el diario “El Eco” de Tandil.
El verano del 54’ descubre la alegría de componer música y letra. Para los 20 años llevaba su guitarra a los trabajos en el campo y tocaba en peñas y pulperías. Se hace amigo de los Techeiro y comienza la época de las reuniones en el bar “Ideal”, donde comparten largas charlas, con Di Paola, Reyes, Horacio Ruiz… con los que recordaban que aquel polaco al que Facundo le lustraba los zapatos de niño resultó ser Witold Gombrowicz.
En el verano de 1959 al finalizar un trabajo en un campo cercano a Mar del Plata decide pasar la temporada allí trabajando de cualquier cosa, se ofrece en varios lugares y al llegar al hotel Hermitage, para su asombro, consigue un trabajo como músico secundario, porque justo eso necesitaban y al verlo entrar con la guitarra dijeron “a este lo manda Dios”, esa presentación marcó el inicio de su carrera.
Meses más tarde se va a vivir a una pensión en Buenos Aires, en el centro de la capital, Suipacha y Viamonte, quiere estudiar dibujo (admirador y lector de Oesterheld y Breccia), tomar clases de canto, conocer la Biblioteca Nacional, y si fuera posible cantar… Incursionó cantando Jazz, Twist, y cuando podía Folklore. Recorrió los canales buscando un lugar, y ese lugar se lo dio Nicolás Pipo Mancera en sus Sábados Circulares, uno de los programas de mayor rating en la década de los 60’, sin barba, con polera negra y jeans bombilla, hizo furor con sus letras rebeldes.
Ya había compuesto varias canciones desde su llegada a capital y estaba ansioso por compartirlas, así fue a golpear las puertas de las grabadoras consiguiendo grabar sus primeros Singles, fue Gasparino, primero Joe después El Indio.
La fama no tardó en llegar, en 1965 en las canchas de futbol se coreaba su canción “Volveré, volveré”, un carnavalito que aludía en su estribillo al exilio de Juan Domingo Perón, “Volveré, volveré, vestido de domingo volveré…”
Fue primero en ventas de discos (más de 180.000 vinilos). Sus temas más famosos eran: “Catalina”, “Che Sargento”, “Ana María Peñaloza”, “Que te vaya bien”, “Poco” ... Recorrió todo el país, y cantaba en los clubes para miles. En pleno éxito se fue, primero a caminar por Uruguay, volvió a las milongas, después al Cuzco, a Machu Picchu, y a la Isla de Pascua, en un viaje más interior que exterior, a conocerse, a conocer otras culturas, a aprender…
Cuando regresa a Argentina ya no se presenta con el seudónimo El Indio Gasparino, se presenta con su nombre. Comparte escenarios con los más representativos de los 60’, Antonio Prieto, Gian Franco Pagliaro, Piero, Leo Dan, Juan y Juan, Pedro y Pablo, Sandro, Leonardo Fabio, Bebe Muñoz, Armando Tejada Gómez, Cuchi Leguizamón, Dúo Salteño, Jorge Cafrune, Miguel Saravia, todos fueron sus amigos… Participa en los eventos que se organizaban en aquellos años, en peñas, clubes sociales, fiestas tradicionales (época de oro del folklore) compartiendo con quienes no querían un folklore aislado de la realidad latinoamericana: Cesar Isella, Zitarrosa, Davalos, Los Zupay, Víctor Heredia…
En Buenos Aires los lugares para tocar y reunirse con los músicos amigos eran los sótanos como “La Cueva”, “Theatron”, “De La Fábula”, los bares como “La Perla”, las plazas, y en la costa hasta cantó en pulperías.
Pero la alegría de esos encuentros se vio interrumpida por la dictadura de Onganía. Los detenían, los obligaban a cortarse el pelo y la barba, los soltaban, les suspendían los recitales, así comienza la dura persecución a los artistas entonces se va a Chile, visita la peña de los Parra, y desde allí inicia el camino del Inca y sus caminos transversales, que lo llevan a Perú, Bolivia, Ecuador, sur de Colombia, Brasil y Paraguay.
En 1968, en pleno éxito de su canción, el “Dale, dale Federico” llega a Uruguay para una presentación. En el viaje, por la mañana, escribe “Yo no vendo, yo no compro”, por la tarde la letra de “Pobrecito mi patrón”, y por la noche coincide en un bar con Jorge Cafrune con quien había trabado amistad enlos festivales; contentos por el encuentro, pero tristes, se lamentaban de la situación de la querida Argentina. Al finalizar el show Facundo improvisa una canción para Jorge: “No soy de aquí, ni soy de allá”, que recién verá la luz en 1970.
Regresa a Buenos Aires en plena revuelta antes de la caída de Onganía, se interesa en el movimiento Nuevo Cancionero y en junio comparte el Ciclo con la Canción a Cuestas con libro y conducción de Hamlet Quintana e Iván Cosentino. Allí conoce a Eduardo Falú, Mercedes Sosa, Los Trovadores, Horacio Guaraní, Mariquena Monti, y Osvaldo Avena, músicos que serán sus amigos.
Frecuenta las puestas en escena del Di Tella, y se acerca a los artistas plásticos y suma más amistades: Marta Minujín, Federico Peralta Ramos, Rómulo Macchio, Clorindo Testa, Nacha Guevara…
Compartió los reclamos de la nueva generación: más libertades e igualdad, en un momento en que estudiantes, trabajadores, militantes, artistas e intelectuales, se revelaban contra el racismo y las injusticias, y marchaban en todo el mundo en contra de la guerra.
Edgardo Suarez, presenta la Nueva Canción en el teatro Embassy y Facundo comparte escenario con el Chango Farias Gómez, Miguel Saravia, Litto Nebbia, y Luis Alberto Spinetta, con quienes tendrá mucho que compartir.
En el 70’ participa en los festivales en el Luna Park, 4to Festival Buenos Aires de la Canción, y es finalista su canción “Con una flor en la mano”. En octubre de ese mismo año participa como finalista con “No soy de aquí, ni soy de allá” en el “Primer festival de la canción argentina para el mundo”. En ese mismo año comparte escenario con Vox Dei y Alma y Vida, en la Federación Argentina de Box.
Después del estallido de 1969, ya en la dictadura de Levingston recrudeció el discurso y el accionar represivo. Facundo se va con la ayuda de Pepe Parada a Venezuela, concurre al programa de Renny Ottolina y a la Feria de la Alegría en radio Caracas televisión, esto le abre las puertas de la popularidad.
En 1971 graba sus dos primeros LP’s, y en 1972 se vuelven a encontrar con Osvaldo Avena, con quien inicia un vínculo creativo y de amistad que durará toda la vida. Ensayan juntos y crean canciones que luego serán grabadas en vivo en el Teatro Embassy.
Viaja a España por primera vez para reunirse con Waldo de los Ríos con quien prepara un Long Play con sus temas musicalizados con la gran orquesta que Waldo dirige, esto lo hacen para felicidad de ambos ya que sentían mutua admiración.
Después atraído por la cultura indígena viaja a México y visita los lugares históricos y sagrados. Decide quedarse un tiempo y busca trabajo en el Distrito Federal, donde alguien lo lleva al programa de Jacobo Zabludovsky y a partir de ese reportaje se conecta con figuras icónicas que él ya admiraba: María Fénix, Amalia Hernández, Pedro Vargas… y sobre todo se conectó con el pueblo mexicano con el que siempre se sintió “como en casa”. En 1973 graba en vivo un LP en el Teatro de Bellas Artes y canta en la Plaza IV Centenario para miles de personas, y recorre varias ciudades de México.
Regresa a Buenos Aires ya que por la repercusión de su éxito en el exterior le ofrecen presentarse en el Teatro Opera (había compartido allí el escenario con Rita Pavone en el año 60), pero ahora el teatro para él solo, para Facundo “era como cantar en el Colón”, y así es que fue a Tandil a buscar a su madre Sara para el evento. También se presenta en San Lorenzo de Almagro donde lo invita Sandro, para ayudarlo, ya que se había vuelto artista de minorías.
Debe volver a España donde había iniciado un plan de giras con Francisco (Paco Bermúdez), quien fue su representante durante muchos años. Recorre España, Francia, Portugal, y en mayo de 1973 se presenta en la casa argentina en Israel donde le entregan una distinción por su valioso aporte y difusión de los valores de la música argentina. Se presenta en el Teatro Khan en Jerusalén en Beersheba, en Eilat, y en Haifa. Es recibido por Golda Meir a quien había conocido en el viaje que la primera ministra realizara a Argentina en 1968. En esos encuentros hablaban de música y religión, y ella le pedía a Facundo que le contara anécdotas sobre Eva Perón.
Visita Nazaret, el mar de Galilea, el Jordán, hasta el Mar Muerto, cerca de allí en Palestina visita Qumram, tras la huella de un pueblo anterior a Jesús cuya organización social estaba basada en la solidaridad ilimitada y en los bienes comunes. Después, sigue por Arabia Saudita, Teherán, llega al Mar Rojo, sigue hasta Egipto. Luego regresa a España, trabaja en Europa y América a tiempo completo, desde teatros a plazas de toros.
En el 74’ cuando sus giras lo permiten, continua con su caminar por el mundo. Llega a Europa del Este, cruza en el tren transiberiano desde Moscú a Pekín, camina por China, canta en Vietnam en plena guerra con la Cruz Roja, sigue por Camboya, Laos, Tailandia, Birmania, y decide llegar a India. Recorre desde Calcula, Nueva Delhi, Nepal, Pakistán… Este viaje lo conmociona tanto como el viaje a Tierra Santa, le provoca “un cambio en la forma de ver y pensar la vida con sus sentidos y sus sin sentidos”.
A fines del 75’ regresa a Buenos Aires y con Horacio Malvicino trabajan en otro LP “El mundo y el color”. Eran los años de los café-concerts, recorre La Recova, La Fusa, El Pollito Erótico en la costa, con María y Federico, con Nacha Guevara y Alberto Favero, y en Buenos Aires en Magoya. Una noche, con Raúl Lavié les interrumpen la presentación y los llevan presos, Marikena Monti los logra sacar. En esos años muchas de sus presentaciones eran espiadas, interrumpidas, y detenidos, él y su público, luego se sumaron amenazas, por lo que decide irse y continua con sus giras y sus viajes: canta una navidad en Belén, y junto a su amigo Aníbal Uset viaja a Medio Oriente para filmar un documental acerca de una tribu en el desierto que hablaba arameo, la lengua de Jesús.
En el 78’ viaja a España porque lo invitan al prestigioso programa de Joaquín Soler Serrano “A fondo”. Para Facundo fue un honor asistir y gracias a esto conecta con el grupo de la Madre Teresa que se encontraba en Madrid, y le posibilita viajar a Calcuta para asistir a su centro allí.
Regresa a América, y de la mano de Paul Stevens se presenta en varias universidades en Estados Unidos, y en América Central. Conoce a una joven estadounidense, Barbra, se enamoran y se van a vivir a Santa Mónica, pero trágicamente ella muere en un accidente aéreo. Facundo se refugia en el Valle de Ojai en California, asistiendo regularmente a las reuniones que convoca Krishnamurti, con quien se siente contenido para atravesar este duelo y el de su querido amigo Jorge Cafrune.
Unos meses después se presenta en Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Puerto Rico, México, Colombia y Perú. En el 79’ regresa a España donde se encuentra con Leonardo Favio y Carola, les comenta su decisión de volver a Argentina y aunque tratan de disuadirlo regresa a ver a Sara a Tandil.
Así pasa sus días entre Tandil y Buenos Aires, donde se encuentra cada tarde en el “Barjama” (al lado de SADAIC) con sus amigos: Gian Franco Pagliaro, Dany Martin, Piero, Landriscina, Tulio De Rose, y con Teddy Jauren, con quien graban un LP con letras de Facundo y música de Teddy “Te quiero… porque te quiero”.
Pasa el verano de 1980 entre Mar del Plata y Tandil y se presenta toda la temporada en el Teatro Re-Fa-Si, una pequeña sala para 50 personas. En Buenos Aires recorre el circuito de los café-concerts, encuentra refugio en la Trastienda de Palermo gracias a Gustavo Gianetti, uno de los recuerdos más felices de aquel 80’ fue el reencuentro con los amigos de los festivales de los 60’ y 70’: Manolo Juarez, Antonio Tarragó Ros, El Cuchi Leguizamón, Rodolfo Mederos, Rubén Rada, Dino Saluzzi, El Mono Villegas, y Víctor Heredia… En este año graba el “Hola Compadre” una larga milonga.
En 1981 recorre la Argentina, y se presenta el 19 de septiembre en la Fundación Astengo en Rosario junto a Enrique Llopis, el 21 de septiembre concurre al mismo teatro, pero como espectador, a un recital de Acalanto, grupo musical rosarino, donde Humberto Lobbosco le presenta a Sylvia quien será su amiga y compañera desde ese encuentro.
En el verano de 1982 se presenta en Mar del Plata con Víctor Heredia, y recorren juntos todo el país. Ese mismo año se reúne con Litto Nebbia, a quien admira desde siempre y componen temas para un LP “El Carnaval del Mundo”, con arreglos y dirección musical de Litto.
En 1983 ya estaba armando las valijas para irse porque se había convertido en un cantor para pocos, cuando se encuentra con Lino Patalano a quien conocía de los 60’ por sus valientes emprendimientos para crear lugares donde los artistas pudieran hacer circular su arte, Lino le propone presentarse en La Capilla.
Facundo reúne canciones con sus textos y los organiza a partir de la idea que la vida es como un viaje en tren, y después de una larga charla en el café de La Galería del Este con sus amigos Mario Salcedo y Amitrano, nace el nombre “Ferrocabral, un viaje por la vida en el tren de la muerte”, tren que partió de La Capilla el 10 de noviembre de 1983, cruzó todo el verano en el renombrado Teatro Regina, y recorrió el país por sus ciudades y pueblos, sólo detenido por una imprevista cirugía en el mes de julio, pero delgado y con un bastón el 31 de agosto y 1ro de septiembre el Ferrocabral continuaba su viaje en el Estadio Obras, en ese momento lugar para los consagrados, y el 2 de noviembre en el Luna Park, la catedral del pueblo…
El 17 de noviembre se despide en el Club Atenas de La Plata, quizás para cerrar algún circulo, ya que fue allí, en la estación de trenes, de donde partió con su madre al sur y después a Tandil. En diciembre del 83’ en el programa de su amigo Alberto Badia, agregó una nueva estrofa al “No soy de aquí”: “después de andar las maravillas del mundo, no hay nada como regresar a la patria, y compartir la libertad que mi gente, tan cara tuvo que pagar”.En octubre del 84’ graba en vivo en el Microestadio de Quilmes, el “Pateando Tachos”, que presenta en dos funciones, el 8 de noviembre, a lleno, en el Luna Park. Ese febril 1984 termina en el Parque Lezama con un festejo multitudinario el 30 de diciembre. Y así de la mano de la democracia que barrió con la mordaza del oscurantismo, Facundo pudo llegar al corazón de su gente, en un reencuentro esperado por él cada vez que regresaba a la Argentina.
En el verano del 85’ lo esperan los Festivales de Doma y Folklore de Jesús María, Ayacucho, Baradero Verde (recitales que en aquella época reunían a varios músicos para bregar por el medio ambiente), el Festival de Cosquín, y recorrer la costa. Se presenta en varios países de América y a su regreso prepara un ciclo de programas con la ayuda de Mario Sábato en el Canal 7; “Buenas y Santas”, con la presencia de invitados.
Se muda a Mar Chiquita a 30km de Mar del Plata y dedica sus días a la lectura y escritura, su estilo es el de los diarios de viaje. La editorial Planeta le ofrece editar algunos de estos diarios y así nace el “Paraíso a la deriva”, que es presentado con un armado teatral en San Telmo ambientado en 1937 por Lino Patalano y con Egle Martin y su murga, y Carlos Carella leyendo los textos escritos por Facundo.
Recibe el premio Konex en la categoría de Música Popular, a los mejores baladistas, junto a sus amigos de siempre: Victor Heredia y Piero.
En el verano del 86’ se presenta en Mar del Plata en el Superdomo donde graba un LP en vivo “Entre dios y el diablo”. En febrero después de su última función le avisan desde Tandil que ha fallecido Sara, su madre, a los 78 años de edad.
En el año 87’ recorre América con Osvaldo Avena y llegan al Encuentro Latinoamericano de la Nueva Canción en Lima, Perú (Consejo de Integración Cultural Latinoamericana), y en Colombia participan en un homenaje a Carlos Gardel. En el mismo año se presenta en la UNI (Universidad de Ingeniería de Lima).En Argentina recibe el premio Prensario, y se presenta con Leonardo Fabio en Ferrocarril Oeste, frente a diez mil personas.
En los años siguientes continua con sus giras por América y el mundo: participa en la feria del libro en Guadalajara y en Miami, viaja a Tokio, Europa, y la India. En el 90’ se presenta en Huelva, con Silvio Rodríguez, en España. En el 92’ se presenta en el Lincoln Center y comparte escenario con Alberto Cortez, pero no cantan juntos. Recorre universidades en Estados Unidos y en América, y Comunidades Indígenas involucrándose con sus problemáticas y realizando recitales para visualizar sus causas.
En el 93’ se encuentra nuevamente con Alberto Cortez en Puerto Rico, en el teatro Bellas Artes de San Juan, y en esta oportunidad cantan juntos, lo pasan tan bien que lo repiten en Florida, Washington, New York, y Madrid, donde se reúnen para crear “Lo Cortez no quita lo Cabral”, y convocan a Ricardo Miralles, pianista, músico y compositor excepcional y los tres debutan el 5 de mayo de 1994 en el Teatro de la Ciudad en México. Recorren juntos América y varios países en Europa en la gira 94-95.
En el año 96’ cuando se presentaban en Mar del Plata, Alberto fue internado en emergencias y sometido a una complicada cirugía por lo que la gira se interrumpió.
Facundo sigue solo por Colombia, Centro América, México, Chile, Paraguay y Venezuela, donde al finalizar su presentación en Caracas, para su sorpresa suben al escenario representantes de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y le otorgan la distinción de “Mensajero Mundial de la Paz”, por su prédica constante en favor de la paz y la hermandad de los pueblos.
Regresa a Buenos Aires y se presenta en el Teatro Maipo con “En contra de nadie y a favor de ninguno”, donde rinde homenaje a Troilo, Goyeneche, y los músicos del Rio de la Plata.
Para sus 60 años ya tiene escritos varios libros, muchos de ellos editados, y ha escrito más de treinta cuadernos, que corresponden a sus diarios de viaje, y muchos otros cuadernos con dibujos y textos, y comienza también a incursionar en el género audiolibros.
En el 98’ le espera una gira por todo México y Centroamérica (más de cuarenta ciudades), festejando los treinta años del “No soy de aquí…”, su icónica canción cantada en varios idiomas, y por cantantes de todo el mundo, por nombrar algunos: Alberto Cortez, Jorge Cafrune, Neil Diamond, Julio Iglesias, Juliette Gréco…
En el 99’ se encuentran nuevamente con Alberto Cortez, quien habiendo superado su problema de salud le propone a Facundo preparar un nuevo trabajo, y así nace Cortezías y Cabralidades.
Participa en Sucre en el IV Festival Internacional de la Cultura, y el 22 de octubre, en Colombia, en Santiago de Cali, participó en el multitudinario concierto en el Coliseo del Pueblo con doce mil personas, junto a León Gieco, Alberto Cortez, Víctor Heredia, Andrés Cepeda, Vicente Feliú, Horacio Guaraní y Pablo Milanés.
En el año 2002, después de varios encuentros que tuvieron con Litto Nebbia a través de los años, ambos deciden juntarse para dar forma a canciones con letra de Facundo y música de Litto, así surge “En medio de los hombres”.
En mayo celebra en el Teatro Metropolitan, en el D.F., 30 años de amistad con México, y recorre varias ciudades haciendo base en Guadalajara, como siempre, porque de allí eran los hermanos Valencia, Juan quien fuera su representante en los 80’, y Emilio quien lo fue desde los 90’, hasta su prematura muerte en un accidente automovilístico en el 2004, perdida que afectó mucho a Facundo.
En agosto del 2002 se presenta en Puerto Rico, en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré, y el 28 de agosto, llega a Perú para presentarse el 29 en Lima, en el Centro de Convenciones María Angola, con su querida y admirada compañera de trova Mercedes Sosa, sin saber que esa sería la última vez que estuvieran juntos, por eso Facundo, atesoraba el recuerdo de ese encuentro.
En septiembre llega a Honduras, se presenta en Tegucigalpa, luego viaja a Costa Rica y a México, donde se presenta en Saltillo en el Teatro de la Ciudad Fernando Soler, y participa en Monterrey en el Primer Festival de Trovadores.
En 2004 se presenta en Mar del Plata, Villa Gesell, Pinamar, Córdoba, en mayo en Costa Rica, y viaja a Ecuador para participar en los eventos de la Semana de la Comunidad Andina, la fiesta de Bolívar, organizado por el Parlamento Andino, y por el gobierno de las provincias de Quito, Guayaquil, Cuenca, Loja, Guaya, Azuay, y Pichincha, donde también participa en el Homenaje a la Mujer Andina en el Teatro Nacional. En esta oportunidad es condecorado por el Parlamento Andino con la Medalla en Honor al Gran Caballero.
En el 2005 se presenta en Uruguay, sur de la Argentina, Chile, Paraguay, y Colombia, en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, en Bogotá, y en el Teatro Jorge Isaacs, en Santiago de Cali. Regresa a Argentina, y se presenta en La Pampa, Santa Rosa, General Pico, General Acha, Eduardo Castex, y Mar del Plata.
En el 2006 después de muchos años de ausencia regresa a Venezuela, para una extensa gira por el país: Caracas, Maracaibo, Barquisimeto, Maracay, Valencia, y Mérida, en el Centro Cultural Tulio Febres Cordero. Sigue por México, Costa Rica, Colombia, Chile y Perú, donde es declarado Visitante Ilustre de la ciudad de Lima en un acto emotivo donde también es homenajeado por la UNI (Universidad Nacional de Ingeniería), después de 20 años de amistad. En agosto graba en vivo en el Teatro Ateneo de Buenos Aires una antología con la que recorrerá Argentina.
Para sus 70 años ha recibido llaves de ciudades, medallas, reconocimientos y distinciones de Visitante Ilustre y Huésped de Honor en casi toda América. La Comunidad Andina (Secretaría General de la CAN) le rinde un cálido homenaje y lo condecora con el título de “Ciudadano Andino” por su aporte en favor de la unidad americana y la difusión de la cultura de los Pueblos Originarios.
Unos días después de su cumpleaños en mayo de 2007, recibirá en Ecuador en el Teatro Centro Histórico de manos del Director de Cultura el diploma de Huésped Ilustre de Quito y la Virgen de Legarda. Luego volará a Costa Rica donde es recibido por el presidente de la República, Óscar Arias Sánchez, quien por ser Premio Nobel de la Paz 1986 está en condiciones de proponer su nominación, promovida por un grupo de seguidores de varios países (La Casita Azul) y activistas por la paz. En lo que resta del 2007 recorrerá Venezuela: Caracas (Teatro Carreño), Panamá, Colombia, México, noroeste argentino, Córdoba, y la costa argentina.
A partir del año 2008 las giras estarán a cargo de Víctor Hugo Sánchez, a quien Facundo conocía desde hacía muchos años, y con quien se sentía en equipo y correctamente representado. Lo había elegido por su calidez humana y por su eficiencia organizativa, que le permitió concretar el deseo de Facundo de agradecer a su público por tantos años de amistad y despedirse en más de 100 lugares queridos hasta el final de su vida.
2008 será un año de muchas presentaciones: en EE.UU., Panamá, Puerto Rico. En México participa en el Festival Cultural de la Feria Nacional de San Marcos, en Aguascalientes, y es convocado en Durango por la Fundación Chilchota, el diario Victoria, y el gobierno municipal para un multitudinario recital en la Plaza del IV Centenario donde le rinden un homenaje en el que participa el Alcalde. Regresa a Guadalajara donde no se presentaba desde hacía 5 años, y por primera vez se presenta en el Teatro Diana, por lo que se sentía muy orgulloso y el recibimiento fue conmovedor.
Unos días después de su cumpleaños 71 llega a Costa Rica y se presenta en el Teatro Popular Melico Salazar, al final de su concierto, recibe la distinción de Visitante Ilustre de la Ciudad de San José de Costa Rica y el anuncio de su postulación oficial para el Premio Nobel de la Paz 2009. En junio se presenta en el Centro de Arte en Guayaquil, y recorre otros lugares de Ecuador, y de Colombia, para luego regresar a Argentina donde lo distinguirán como Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Regresa a México, se presenta en Monterrey, Morelia, Veracruz, Tijuana, en el Centro Cultural CECUT, en Tuxtla, Chiapas, Toluca, Coatzacoalcos, Morelia, Guanajuato, en el Festival Cervantino, Zacatecas, y otras ciudades…
En el año 2009 renueva el Ferrocabral de los 80’ y lo presenta en Mar del Plata, y el Teatro Ateneo de Buenos Aires. Después continuará con la gira de despedida, en Nicaragua, en el teatro Rubén Darío, en Guatemala en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, seguirá por Costa Rica, Colombia en el Teatro Metropolitano en Bogotá, y en Venezuela en Maracaibo, en el Aula Magna de la Universidad Rafael Urdaneta donde le rinden un cálido homenaje. En junio le espera una gira de 40 días en EE.UU., su última presentación en el Teatro Manuel Artime en Miami, debió hacerla fuertemente medicado ya que ese día amaneció con dolores agudos y una descompensación de su salud.
Viaja a Argentina donde es sometido a una cirugía donde le extirpan un riñón en Mar del Plata, y permanece varios meses sin viajar al exterior. Sus días pasaron entre Mar Chiquita y Buenos Aires, y se dedicó a leer, escribir, dibujar y encontrarse con sus amigos. En marzo retoma la gira en el Centro de Bellas Artes de Puerto Rico, sigue por San José Heredia, El Salvador, Honduras, Baja California, y México, porque quiere compartir los festejos de la Independencia y quiere estar a las once de la noche en “El Zócalo” cuando den el Grito…
En enero de 2011 se presenta en el Teatro Ateneo en Buenos Aires, con la puesta de Alberto Mazzini, con “Canciones Conversadas” y con invitados del ámbito de la música, del teatro, y del periodismo. En junio se presenta en Uruguay y en Córdoba, que será su última presentación en Argentina.
El primero de julio viaja a Panamá porque había comprometido unas pocas fechas en Centroamérica, pero lamentablemente no con Víctor Hugo sino con otras personas con las que había trabajado alguna vez, que no atienden a la petición de Facundo de hospedarse en el Hotel Camino Real, en Guatemala, donde él siempre se hospedaba. El 3 de julio se presenta en Nicaragua en Managua en el Teatro Rubén Darío. El 5 de julio en Guatemala capital, da tres recitales, y el 7 de julio Quetzaltenango en el Teatro Roma, con tres recitales a sala llena. El 9 de julio al amanecer cuando esperaba el transfer que lo llevaría al aeropuerto “La Aurora”, en el lobby del hotel, se encuentra con el empresario, que también se hospedaba allí, quien le ofrece llevarlo en su vehículo (luego se sabrá que este empresario y productor de espectáculos, era un narcotraficante que estaba amenazado por otro narcotraficante desde hacía dos meses). Cuando se desplazan por el Boulevard Liberación un grupo de sicarios armados les disparan y Facundo alcanzado por una bala fallece instantáneamente.
El pueblo guatemalteco responde saliendo a las calles a exigir justicia por la muerte de Facundo, una de las miles que ocurren anualmente en el país por crímenes relacionados al narcotráfico. Rigoberta Menchú (Premio Nobel de la Paz, 1992) se presenta en la concentración del parque central junto a su pueblo para expresar su dolor. El presidente Álvaro Colom, de Guatemala, decretó tres días de duelo por la muerte de nuestro juglar. La presidenta Cristina Fernández también decretó tres días de duelo nacional por la muerte de Facundo quien “consagró su vida al canto, transmitiendo con sus letras el espíritu de paz, inspirado en las enseñanzas de Jesús, Gandhi, y la Madre Teresa de Calcuta” según la resolución oficial. Los presidentes de Venezuela, Colombia y Costa Rica y el embajador de EE.UU. en Guatemala ofrecieron su ayuda para esclarecer el crimen y para encontrar al autor intelectual del hecho. El gobierno Méxicano proporcionó el avión para el traslado de Facundo “como una manera de solidarizarse con su familia y con el pueblo argentino”. En el avión viajó una comitiva diplomática: el Cónsul General de México en Guatemala, el Embajador de Argentina Ernesto López, quien entregó la guitarra en manos de la familia, el Ministro de Cultura de Guatemala, Héctor Escobedo, y en aeroparque fueron recibidos por el Ministro de Cultura de la Nación Argentina, Jorge Coscia, el Ministro de Relaciones Exteriores Hector Timerman, autoridades de cancillería, y la Embajadora de Guatemala, Rosa María Merida de Mora. La ONU recordó que había sido nombrado Mensajero de la Paz por la Unesco y se rindieron homenajes en su honor a lo largo de América.